lunes, 4 de febrero de 2013

Silencio, la experiencia habla.

Evitemos por todos los nervios cubrir nuestro rostro con una máscara;
al fin y al cabo lo único que lograremos será olvidar la clase de persona que somos realmente.
Y, ¿de qué sirve? Absolutamente de nada. ¿Una máscara? ¿Para qué? ¿Para protegernos? ¡Ajá!,
protección. Si te paras a pensar detalladamente, empiezas por ponerte una máscara para intentar
ocultar tu identidad real; y acabas protegiéndote con la gran muralla china. Silencio, habla la experiencia.
Una máscara no te hará más como ellos, sino que te alejará más de ti. Y los muros no mantienen a los demás a fuera, si no a ti a dentro. Ríe, grita, canta, llora, ama, disfruta, hazle cosquillas a la vida; pero sé tú;
no pierdas ni un sólo instante la esencia que te hace llevar la etiqueta de único

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